PERDIENDO LOS SENTIDOS
Actualizado: 14 nov 2019
Déjame inundarme de tu río,
hasta hacerme perder el sentido.
Déjame mirarte a los ojos,
hasta que me duela su perfección;
hasta que en ellos quede encarcelada;
en sus paredes grabada la mirada
y nada me arranque de esa prisión.
Déjame tocarte hasta la locura,
que la suavidad de tu piel
se convierta en mi huella de identidad
y sea eternamente mi única necesidad.
Déjame absorber todo el aroma
que emana de tu inigualable esencia;
hasta que mi alma se embriague de ti
y que tu perfume sea mi adicción
hasta caer en delirio y demencia.
Déjame escuchar tus latidos,
en mi credo convertirlos,
y que cada noche me arrullen,
me roben el sueño y me lleven a desear,
esculpir tus gemidos en mis oídos.
Déjame probarte, comerte,
saborearte suavemente,
lentamente, vorazmente,
hasta que clame por ti,
delire por tu masculinidad
y desvaríe por tu humedad;
serás la única ambrosía
que me haga la diosa del Olimpo,
y que se alimente de ti,
más allá de la eternidad.
Y cuando vayas a perder el sentido,
¡Déjame poseerte,
para desfallecer en el placer
de perderme contigo,
y gozar hasta perder los sentidos!
Dory Lansorena © 2015
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