NO ERES NI SERÁS
Actualizado: 14 nov 2019
No eres ni serás y, probablemente, nunca llegaste a ser. No he cambiado desde que te desvaneciste, sigo siendo la misma que fui y que probablemente siempre seré. Para qué molestarme en ocultar que estoy bien, si ni fuiste, ni eres ni serás. Al menos para mí, no, porque gasté toda la fuerza que tenía en una relación muerta en vida, o moribunda de nacimiento, llámalo como quieras. Pero lo cierto es que navegaba a sotavento antes de empezar. Supongo que coincidimos en el momento perfecto: yo sintiendo la necesidad de volver a amar, y tú tratando de alejar los fantasmas de tu eterna soledad. Ahora ya no estás, solo queda el eco de los destellos de pseudofelicidad que pudimos soñar, aquellos que me hicieron querer salvar una amistad que hacía aguas y de la que escapaste tan pronto como te fue posible, llevándote contigo el único salvavidas que quedaba y obligándome a aprender a nadar en el mar de falsedad que lleva tu nombre. A veces deseo volver al día que te conocí y susurrar en mi propio oído que si no te hubiese conocido seguramente te acabaría viviendo, porque un nihilismo como el tuyo hace falta sufrirlo para seguir aprendiendo. Apenas pretendí navegar a tu lado aprendí a caer, y al tocar fondo asimilé que gracias a ti hoy sé lo que no quiero.
2018 © Dory Lansorena
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