CUANDO LAS HORAS SE RELAJAN

Delante del espejo de la vida

viendo como las horas se relajan,

cuando el color de la noche destaca;

recuerdo

de pronto, el día que se fue

silencioso en su cama

mirada a la nada,

mientras una gota por sus mejillas

resbalaba

atrevida, presurosa y osada

deseando empapar su almohada.

Pero,

¡cómo explicar, que su mano

relajada

despertó resacosa de tanto temblor,

de tanto inútil dolor soportado

feneciendo inevitablemente

con el miedo en la frente

por el conocido fin anunciado!.

¡Que su traje más usado

eran los dolores viejos

de un alma que ya no sueña,

que cuando el espejo enemigo

se acerca y proyecta su imagen

lo único que se refleja

es la huida de la sangre

y la acartonada piel

de una figura grotesca!.

Mas, una tímida sonrisa afloró

acompañando un hilo irreconocible de voz

intentando dar ánimos y fuerzas

a todo aquel,

al que pudo decir adiós.

Delante del espejo de la vida

recuerdo mi pena en tu humilde partida

y aún, mis entrañas gritan

por la injusticia impartida

pues ¡te fuiste tan joven!, ¡en la flor de la vida!

nos dejaste sin historias del mar que amabas

de tus cañas, tus anzuelos y tus domingos de escapadas

¿quien le contará a mis nietos

las historias que guardabas?

Estúpida enfermedad que arranca la existencia

y equivocada se equivoca

lanzando su metralla sin mirar

apagando la luz de un alma

que luce en el último fulgor que proyecta

el misterio de aceptar lo que el espejo muestra.

Delante del espejo de la vida

mientras las alas de las horas

juegan divertidas

mis recuerdos revolotean donde continúo herida;

hay amores que, siempre sangran

que como eternas heridas abiertas

no encuentran la sutura

y no sirve de nada dejar pasar el tiempo

el dolor solo se esconde

el amor nunca fenece...

Diminuto, escondido

donde nadie lo ve, ni repara que está

pero, cuál pequeña luna que llega

como gigantesca luciérnaga desnuda de nostalgias

a veces, abandona las sombras

que la angustia adormecida agarra

y se quiebra bruscamente contra el rompeolas

de una emoción retenida

en lo más profundo del corazón.

© Dory Lansorena

CAMINO ENTRE SUEÑOS

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