LA GUERRA CONTRA EL TIEMPO
En algún momento de nuestra vida
perdemos la guerra contra el tiempo,
la juventud se escapa del cuerpo
y la gravedad fuerte y descarada
cambia todo aquello que intentamos mantener en su lugar,
no hay pócima milagrosa que borre las marcas de tantas risas,
de tantas penas, insomnios y enojos.
Comemos menos para llenarnos de hambre.
Sudamos cuando hace frío y el sueño nos desvela.
Un día nos damos cuenta que no hay tacón cómodo,
que no vemos sin gafas
y que sin piedad crecen las raíces de nuestras canas...
Que nuestra cintura se va emparejando y nuestras rodillas se van redondeando.
Un día,nos miramos de frente al espejo,
sin luz cálida ni sombras y por fin, aceptamos que tenemos más pasado que futuro.
Y ¡qué bello que ha sido haberlo vivido y sentido!
Haber dado tanto amor, como haberlo recibido.
Saber que aún nos queda mucho amor por vivir
y que llega sin exigir ni pedir.
¡Qué maravilla adquirir experiencia y tomarse las cosas con paciencia!
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